martes, 23 de junio de 2009

viernes, 12 de junio de 2009

14. Cuando Las Horas Martillan Constantemente La Mente.


Cuando las horas martillan constantemente la mente
el esfuerzo por rechazar el dolor de los hematomas
no tiene resultado
no tiene caso.

Es interminable la soledad y el desvarío.
Los pequeños silencios agolpados en el pañuelo,
en el espejo:
montones de ellos.

Cuando las horas se clavan en la punta de los dedos
como alfileres,
por cada segundo miles de alfileres
en el frío de la niebla y la húmeda rivera del río.

No descansa la vista ni los nervios
ni los sueños,
no quiero volver a dormir,
no quiero volver a despertar y lidiar todo el tiempo, cada segundo
con eso de los alfileres en los dedos.

Y los dientes de cianuro
y la lengua de crepúsculo
y los ojos envenenados
con tus pasos aterrados
de verme estar aquí
esperándote
con una cuchilla en la mano,
con una cuchilla de tú cocina.

Se clava en la punta de los dedos,
defendiéndose.

Se deshace la vista
y los nervios son disueltos.

Es interminable la sanguinaria
y los gritos de horror.

Cuando la hora ha llegado.

Ha llegado a destornillar
la mente y el SIEMPRE.






CRaSTiaN MoReNo.