Mantenía todas las líneas paralelas...
Ella era la más prolija...
Adelantaba todos los pasos y cambiaba de nombre un par de veces al día...
Dejaba los últimos momentos de cada uno para si misma...
Así no se olvidaba de que existía...
Así logró retribuir los gestos y la paciencia...
Con ella y para ella...
Parecían no estar...
Parecía que podíamos atravesar la ventana...
Si no hubiera sido por su reflejo a la hora del sol...
Su reflejo albino y sonriente...
Congelado...
Su aroma a oscuridad...
A soledad...
A veces a piel blanca...
A veces a cabello negro...
A veces...
No estaba...
Dormía mirando hacia la ventana...
Despertaba mirando hacia la muralla...
Llena de fotografías...
Letras...
Voces...
Aromas...
Caminaba descalza los primeros pasos...
Despertaba nuevamente y recordaba otra voz...
Una voz que nunca floreció...
Una voz que madrugaba antes de su último sueño...
Una voz tan familiar como el resto de los que ya no están.
Y otro lloraba mas adentro.
Rápidamente surgían ideas para salir a caminar...
Rápidamente volvía y se quedaba sentada...
En el mismo lugar que solía desde hace tanto...
Mi cedrón...
Mi hortensia...
Mi reflejo...
Mi reflejo casi junto a su quillay...
Otra vez vuelve a su cama...
Otra vez recuerda que está sola...
Otra vez recuerda que no volveré...
Y ellos tampoco...
Duermen en sus habitaciones...
Que duermen también en el silencio...
Paralelamente a ella...
Paralelamente...
Duermen en sus habitaciones...
Selladas con el temor...
El frío y la soledad...
Paralelas ante su reflejo inolvidable.