Una boca roja acaramelada
recorre los contornos
de unos labios calibre 45,
fusionándose y entregando
la humedad precisa
para no fundirse
en el tiroteo a quemarropa
que arde humeante
hasta desaparecernos la cordura.
Y me jalas el gatillo
de manera suicida
y el fuego nos quema:
la saliva, las sílabas
los torsos
y los dedos delineadores.
Nos quema el dolor
de no saber
nuestro(s)
destino(s),
diezmando la feroz vorágine
dándole más poder
a la llamarada
que nos incinera
las pestañas enredadas
entre las miradas corto-punzante.
La balacera cuerpo a cuerpo:
Nos fulmina.
Volviéndonos invisibles e invencibles.
Todo es violencia insaciable.
No te muevas corazón
que alguna costilla
pudiera atravesarte.
Aquí: dentro de mi tórax.
CRaSTiaN MoReNo.