En el tiempo limitado de los días,
comprendo a veces el deseo
desde la soledad templada.
En el sendero escabroso y pesadillesco
del subconsciente incontrolable,
deseo verte otra vez.
Para matarte,
otra vez,
de una vez.
En el austral sitio
de nuestra eterna dificultad
para ser.
En los calurosos
rincones del infierno,
donde se nos va la respiración.
En el desolado paisaje
donde permanecen los recuerdos
plasmados como herrumbre
entre los hierros torcidos
y desnudos del hormigón armado,
desarmado ahora,
tras el tiempo limitado
de los días insondables,
pertenecientes al recuerdo
tan extenso e intenso,
como aquel:
"deseo verte otra vez"
CRaSTiaN MoReNo.