miércoles, 25 de enero de 2012

46. ¿Sabes qué es: Callar?


Callar: es escribirlo todo
para que nadie lo lea.

Es quedarse ciego tras
los vidrios ambiguos
de tu transparencia
y el frío hielo que
conserva el deshonor,
haciéndole parecer
normal vida bajo el sol.

Callar:
no te ve
no se presenta
si quiera te resbala
no concuerda
se disuelve
retrocede
se desvanece
y finalmente: ¡Calla!

Callar:
te deja
te lleva lejos
te quita el sosiego
la cordura y la locura.

Callar:
te desaloja
y te revela el silencio.

Callar:
es detenerse
en el camino
a ver la lluvia
de las once de la noche, caer
hasta las doce y cuarenta y
media hora mas tarde
comenzar a caminar
nuevamente bajo ella.

Callar:
es dejar de pensar en mi
es dejar la petulancia
es dejar la complicación
a la hora de: Decir
que por ahora
a esta hora
es: Escribir
tan simple como para
seguir bien bien callado
rebanando hojas de papel incinerables
cuadriculados de enseñanza básica
como tu griterío
histérico
lleno de silencio incomprensible.

Callar:
nos tuerce la verdad
nos quita el valor
el valor de hablar
sin trastabillar
Como fue allá atrás.
Sin ocultar.
Sin fingir.

Sin desaparecer,
cuando la verdad
es que: había que
permanecer.

Callados ambos.
Ambos.








CRaSTiaN MoReNo.

jueves, 19 de enero de 2012

45. Perdí mi vista


Perdí mi vista
la perdí para mi.
No viajo al contrario,
al contrario: voy hacia allá

Perdido retomo
el camino y el alcohol
le doy a la tierra
mi sangre asaltada.

Bombea la neura
la vena y el zoronca,
le teje una soga
al cuello del control.

Para sujetarle fuerte
y no vaya lejos lejos
como un perro rabioso
te busca entre los olores.

De la calle de la ciudad
de la vida a la berma
esa que no da la vuelta
esa que se enfrenta
a la acera bruna
y le arroja puñetazos
a las chinescas sombras.

Ciego aun
sigo en pié
y comienza
el maldito amanecer
y las manos rotas
las ropas revueltas
la quijada descarrilada
y las pocas pertenencias
aferradas con fuerza
a esta humanidad
que se desmorona lento
aunque siempre procura
ir recogiendo
los restos.



CRaSTiaN MoReNo.

viernes, 13 de enero de 2012

44. A la vena


A la vena

como aguja insomne
desconsuela
la pequeña angustia.

Deforma
el enigma
del futuro incierto
del pasado desecho.

Hablar y sentir
escribir con el aliento
de la vispera navideña
de los bolsillos vacíos.

Derretir la vela
de los santos falsos
todos haciendo sombra
tras el fuego hipócrita.

Una tableta
partida en cuatro
es consumida
de un solo trago.

Como los tragos
de agua de uva
y los desastres
de invierno y barro.

En la soledad mísera
del alba
venida del cielo
que nunca me iluminó.

El mundo añejo
de la verdad
depierta con los gorriones
madrugadores del frío.

Caminar,

caminar.

De verdad.

Para siempre.


CRaSTiaN MoReNo.

viernes, 6 de enero de 2012

43. Fui un pequeño pasajero


Fui un pequeño pasajero
en aquel anochecer,
como grito desorientado
en tu bosque.
Si.
Tuyo.

De pronto
los árboles repliegan sus raíces
dejan de ser abrigo
y dejan también entrar
la noche gigantesca
que devela el sendero aquel
que aun huele a castañas.

Y comienza a desvelarme el paso
quebrando los días y las noches
con nada mas que una carta decidora.
Pero,
"pero hijo"
dice la abuela:
"una golondrina no hace verano"
y aunque vuelan aun miles de ellas
se me van en la oscuridad desatada
en este anochecer poderoso.

Sigo oliendo castañas
pero cerradas en su capi atómico.
Sigo quebrando la memoria
contra los párpados
que se resisten a despichar
el silencio tibio
sobre el rubor incandescente
instaurado en mis mejillas tuyas,
tuyas cuando vienes en mi tórax
ahora retenedor de un viaje hipotenuso.

Recorro el camino interminable
de los catetos
lejos de nuestro rincón a 90º
causantes de aquella fusión escurridiza
y magistral para mi
como este camino triangulado
adyacente primero
opuesto luego,
muy luego,

MUY LUEGO.



CRaSTiaN MoReNo.